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In memoriam. Joan Carles Planells Reverter (1950-2011).

9 diciembre, 2011

Este blog inició su andadura en Spaces, y tras unos cuantos años, poco a poco, dejé de escribir en él. Al desaparecer Spaces y vernos obligados sus usuarios a trasladarnos a WordPress, dudé mucho si realizar o no la transición. Finalmente, lo hice, pero dejé atrás todo lo que había escrito a lo largo del tiempo.

Nunca he sabido si lo retomaría, y desde luego no tenía la menor idea de cómo lo haría si decidía seguir escribiendo. Hoy vuelvo a escribir en él puntualmente como homenaje a una persona que conocí en la época de Spaces y que hace unos días nos dejó.

Joan Carles Planells Reverter (1950-2011) tenía un blog, planells fact&fiction (jcplanells3.wordpress.com), uno de esos espacios que, nada más verlo, te das cuenta de que pertenece a alguien especial. Tuve la suerte de ir conociendo a la persona, aunque solamente fuera en este mundo virtual, gracias a las aportaciones mutuas que nos hacíamos y a una ocasional correspondencia epistolar. Y debo reconocer que lo admiraba.

Porque Joan Carles era un gran escritor, uno de esos sin ínfulas, que escribía por el placer de hacerlo, y que desinteresadamente nos regalaba relatos de ciencia ficción y de novela negra, además de ofrecernos sus conocimientos sobre cine, música, artistas y literatos. Tenía una memoria desmedida, y unos conocimientos que rayaban en la erudición. Y también tenía un sentido del humor envidiable.

Sé que su vida no fue sencilla. Joan Carles era uno de los hijos de Àngel Planells, un reconocido pintor surrealista catalán, que se relacionó con otros artistas como Dalí o Magritte. No debe de ser fácil vivir bajo la influencia de una personalidad semejante, y no debe de ser nada fácil desarrollar plenamente las propias capacidades artísticas con el peso de ese apellido. Pero lo peor a lo que se puede enfrentar un artista, un literato, es al desprecio de eso que se da en llamar “el mundillo”.

Joan Carles escribía mucho y bien. Había ganado premios, había publicado algunos libros y muchos de sus relatos llenaron revistas hoy desaparecidas del mundo de la ciencia ficción. Pero jamás logró el reconocimiento del público en general. Sus conocimientos, eso sí, le permitieron ser corrector y crítico del género, e incluso firmó prólogos de las ediciones en español de obras de autores tan prestigiosos como Tim Powers, el discípulo aventajado de Philip K. Dick, y otros.

Era un enamorado del mundo femenino. Rescataba y retrataba a actrices, cantantes y escritoras que todo el mundo había olvidado, para ponerlas en el lugar que les correspondía. Era, en ese sentido, un hombre convencidamente feminista, algo muy difícil de encontrar en una época tan hipócrita como la actual.

Para toda esa gente que se emociona cuando pasea por las calles que describe Ruiz Zafón, lo que es verdaderamente una delicia es leer los textos en los que Joan Carles reflejaba el mundo literario de la Barcelona de finales de los 60 hasta los 90, especialmente el mundo editorial dedicado a la fantasía y la ciencia ficción: editoriales en pisos de Ciutat Vella; librerías casi escondidas del “casc antic”; personajes lúgubres de los de verdad, de esos que muchos autores intentan retratar en sus obras pero que carecen del margen de credibilidad que sí tenían los de Joan Carles porque, al fin y al cabo, él los sufrió en sus carnes; y tantas anécdotas que era capaz de describir con el humor que los años confieren a los sucesos que le acaecen a uno.

Decenas de veces había querido quedar con él y pasar una mañana por el Mercat de Sant Antoni, revolviendo entre libros antiguos y charlando, tomando un par de cervezas mientras me explicaba cosas de esta ciudad. Pero no lo hice nunca. Solemos decir que el tiempo, que las prisas, que las urgencias, nos impiden hacer cosas. Solemos decir que ya quedaremos, que hay tiempo. No es cierto. Queremos creer que son el tiempo, las prisas, las urgencias, las culpables, pero somos nosotros y nuestra incapacidad para dar prioridad a lo que es verdaderamente importante. Queremos creer que hay tiempo, pero no lo hay. Nuestra existencia es apenas nada, y tal como llega, cualquier día puede irse sin más, sin previo aviso. Y nosotros nos quedamos, yo me quedo, con la sensación de que perdemos algo más que una amistad: perdemos un trocito de nosotros mismos.

Y pienso que, mientras la tecnología crea nuevas formas de comunicación cada vez más sofisticadas, la sociedad es incapaz de asumir todas sus implicaciones. ¿Cómo se entera uno de que alguien a quien conoce a través de este mundo virtual nos ha dejado? ¿Qué ocurre con todo lo que ha escrito en la red, con todos sus correos electrónicos? ¿Dónde va a para su legado?

Joan Carles nos dejó el día 3 de diciembre a causa de un infarto cerebral. Su funeral fue el día 7, por lo que es difícil no pensar en que murió solo, en su casa, y que allí estuvo hasta que alguien, un familiar tal vez, lo echó de menos y lo encontró. No sé si fue así, son simples elucubraciones. Y no fue hasta ayer, día 8, que supimos de su muerte, gracias a que una de sus amigas virtuales, intuyendo que algo no iba bien, tras no recibir respuesta a sus intentos de comunicarse con él, localizó su esquela.

Esta es la sociedad que estamos creando. Una sociedad donde hasta las amistades pueden ser prácticamente anónimas. No estamos sabiendo cómo adaptarnos a estos cambios, y tampoco nos estamos preocupando de gestionar los legados. Es triste, pero es así.

Me gustaría que todo lo que hizo Joan Carles no quedara en el olvido, pero eso es algo que difícilmente está en mis manos, ni en las de nadie que no tuviera acceso directo a él. Sé que compartía círculos de personas que, como él, tenían intereses comunes. Recuerdo que un día le pregunté por una película de la que solo era capaz de describir una escena, ya que la había visto cuando era muy pequeño y la televisión todavía era en blanco y negro. Él se lo tomó como un reto, y no solamente rebuscó entre sus recuerdos, sino que habló con sus compañeros cinéfilos e, inmediatamente, me dio la respuesta. La película era “The man who could work miracles”, y tuve la ocasión de verla y comprobar que, efectivamente, la memoria no me había fallado: la escena era tal y como la recordaba. Hasta en algo tan simple, Joan Carles se desvivía por aligerar las dudas. Pero, aunque sus conocimientos se pierdan, lo que quedará, por lo menos en mi caso, son todos sus escritos, que estoy recuperando antes de que alguna “mente no pensante” decida que deben desaparecer de la red.

No sé, Joan Carles, si estarías de acuerdo conmigo o no, pero tal vez en algún momento busque la manera de recopilar tus relatos y ofrecerlos, tal y como tú hiciste a los largo de tantos años, en la red. Será una manera de mantener viva tu memoria, mientras no haya alguien mas capacitado que yo que sea capaz de hacerlo de una manera más formal.

Te vamos a echar de menos, voy a echar de menos la rutina de, cada pocos días, visitar tu blog para ver qué nueva historia, qué nuevo relato, qué nueva reseña, nos ofrecías. Allá donde estés, espero que tengas la oportunidad de encontrarte con todos aquellos que pensaban que los androides quizá soñaban con ovejas eléctricas.

Descansa en paz.

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10 comentarios
  1. mundomagenta permalink

    Creo que, cuando no se puede mejorar algo, lo mejor es sumarse y decir: chapó.

    Está claro que le echaremos de menos.

    Un besuco!!

  2. I tant, Anteros, faig meva l’opinió de l’Ana. Si en Joan Carles us pogués llegir, estaria orgullós de la resposta d’aquells a qui considerava els seus millors amics,
    Els dies que van transcórrer entre la mort i l’enterrament m’han fet pensar exactament el mateix que a vosaltres. Però és un tema delicat. Us escriuré i en parlarem.
    Una abraçada i a reveure!

  3. Maldito el motivo que ha dado en volver a hablar a «La VOZ muda».

    Conocí muy poco su blog y sus escritos, en tangente, aún cuando recuerdo que de alguna forma, de esa forma desordenada e imprecisa en que ocurren las cosas de internet, encontré un relato suyo donde un viajero en el tiempo retrocedía al empordà de principios del siglo xx. Lo que ocurría allí no es unicamente que fuera creíble. Es que ahí estaba viendo reflejada a gente de mi familia. Seguro. O al menos a gente que yo imaginé de mi familia.

    En cualquier caso, recuerdo que tuve la certitud de que si hablase con el autor, no tardaríamos en descubrir lugares,pasados y personas comunes así es que escribí un comentario al relato. Un comentario largo, pensado, queriendo dejar texto entre las líneas, alguna pista, tal vez un guiño. Y por una de esas desgraciadas e incomprensibles razones técnicas al dar a la correspondiente tecla, desapareció en lugar de publicarse. La verdad es que lo dejé para más adelante y al final lo olvidé.

    Demasiado tarde.

    Da rabia cuando ocurre una cosa así: un íctus se lleva a una persona joven. Seguro que eso engrosa esas estadísticas en que unos médicos gilipollas nos dicen que cambiando el estilo de vida tantas o tales muertes se podrían evitar. Gilipolleces. Como si pudiéramos hurtarle a la muerte sus cartas en lugar de, como mucho, cambiárselas de mano.

    Enfin, cuando se va alguien que escribe y si encima es del campo de la ciencia ficción duele porque se va uno de tus pares. O al menos de quien te hubiera gustado serlo.

  4. Hola Anteros:
    yo me acercaba de vez en cuando a su blog, que lo conocí a través del tuyo; me guataba leerlo, sobre todo los relatos del detective Harald Samith. Ahora, para entrenerme un poco, estaba buscándole y como suelo hacerlo a través del enlace de tu blog he tropezado con tu comentario. Ya lo siento. Lo echaremos de menos.
    Saludos.

  5. Gracias a tod@s por vuestros comentarios.

    Esto es como una mala copia de la vida real, en la que llega un momento en que las personas acaban viéndose solamente en circunstancias trágicas. Es una lástima que sea así, pero parece que estamos indefectiblemente abocados a ello.

    Galionar, estarem en contacte. Només dir-te que ja he aconseguit recuperar tot el bloc del Joan Carles, de manera que ja és segur que, passi el que passi, no caurà en l’oblit. Ja en parlarem al respecte.

    Tale, soy consciente de tu existencia, así que seguiré viéndote por otros lares.

    Fernando, aunque haga mil años que no aparezco por ahí, que sepas que aun te visito, y que me alegra enormemente ver cómo continúas escribiendo tus textos y tus poesías. Tu amor por las letras demuestra el tipo de persona que eres, Un abrazo.

    Y… ¡besucos, Ana!

    Hasta pronto.

  6. Me sumo a tus palabras. Sin más. Un abrazo.

  7. Sumo mis condolencias a esta pérdida. En los últimos años mantuve cierta relación virtual con él via e-mail favorecida por su desinteresada colaboración que ayudó que una web de crítica cinematográfica y literaria (www.sacodementiras.com) pudiera existir, aunque fuera apenas un año en la red. La web ya no existe, pero desde luego no es por que Joan Carles no ayudara con sus desinteresadas y admirables aportaciones. Siempre le estaré agradecido.

  8. Jose Luis permalink

    ay, que tragedia, para mi era alguien entrañable, un grandisimo amigo. yo vivo en Valencia y lo conocí a traves de su bloq. la de cosas que he aprendido gracias a él, (y sobre todo que he recuperado) me gusta pensar que estara en un cielo Barcelones escuchando a la Gran Emmylou Harris con la que compartiamos pasion y con la que él compartia humildad. como escritor era fascinante. yo lo conocí leyendo su gran novela de ciencia Ficcion «el enfrentamiento» que es mi novela favorita de ci- fi escrita en castellano. a ver si la reeditan de una vez por todas. tenia unos cuentos magnificos, aun recuerdo uno cuyo titulo no me acuerdo de una pareja que se enamoraba por Internet y que contaba con dolor que se lo rechazaron en una editorial porque lo consideraban ñoño. y a sus fans nos encantaba. no se que mas decir, su bloq hay que mantenerlo como sea, es maravilloso. era una excelente persona , me carteaba con él por intternet y siempre, siempre respondia aunque le preguntaras cualquier tonteria. Un autentico Caballero. aun estoy traumatizado por su ausencia.

  9. Gracias, Orsini, Manuel y José Luis. Vuestras palabras no hacen más que confirmar que, aunque fuera de forma «oculta» o anónima, Joan Carles tenía mucha gente que les seguía y le apreciaba. Intentaremos mantener su memoria viva, de una u otra manera. Saludos a todos.

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  1. Literatura Prospectiva

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